Hola Gracita:
Qué interesantes son las historias que conservas sobre las personas que vivieron en nuestro barrio. Sólo llevo en Heliópolis 26 años y tengo un afecto especial por todos los vecinos que conoceis los orígenes y nuestra historia.
Quería decirte que las opiniones y comentarios que se publican en el Foro, son exclusivamente de las personas que las escriben, con su nombre o bajo pseudónimo; es decir, no son opiniones de la Asociación Foro de Heliópolis, ni la Asociación se hace responsable de dichas opiniones.
El Foro es un espacio virtual de participación y encuentro, libre, sin más limitaciones que las de su autoreglamento, por lo tanto cualquier persona puede contar una historia o emitir una opinión, siempre que no ofenda, no calumnie, no injurie, y no atente contra las buenas costumbres.
Por eso, te agradeceriámos que cuando contestes sobre alguna información que te parezca erronea, aludas a la persona que la escribió y no al Foro.
Muchas gracias por tu participación. Cariñosamente,
(Mensaje del administrador: este tema ha sido unido a Historias del barrio por considerar que eran una continuación del mismo)
Historia del barrio
recuerdos del barrio
Un saludo cariñoso de gracita para Jamaica.
Me dices que llevas veintiseis años en Heliopolis.
"yo" llevo setenta años en mi barrio.
Hay que saber leer entre linias,"yo" no culpo al FORO de los errores que cometemos al escribir
cualquier comentario, aqui hay unas normas y yo las respeto.
UN saludo cariñoso para todo el Foro .
gracita.
(Mensaje del administrador: este tema ha sido unido a Historias del barrio por considerar que eran una continuación del mismo)
Me dices que llevas veintiseis años en Heliopolis.
"yo" llevo setenta años en mi barrio.
Hay que saber leer entre linias,"yo" no culpo al FORO de los errores que cometemos al escribir
cualquier comentario, aqui hay unas normas y yo las respeto.
UN saludo cariñoso para todo el Foro .
gracita.
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Las cacerías en el Guadaira
Supongo que los errores que algunos foreros están cometiendo con los recuerdos de hace cincuenta años son normales por la gran distancia que ya nos separa de ellos, pero viene muy bien este recordatorio de historias porque así las vamos depurando. Por ejemplo, yo también había oído lo del dueño del cine como republicano represaliado, pero en tono admirativo, como persona que había sufrido mucho, y ahora parece que sufrió menos.
Mis recuerdos preferidos son los de las grandes cacerías que organizábamos a todo lo largo del Guadaira las pandillas de chavales que andábamos por sus márgenes hacia los años cincuenta y sesenta. Era un riachuelo, advierto, de ancho como de diez metros cuando pasaba junto al barrio, donde hoy tratan de hacer el Parque que lleva su nombre, y en días de fiesta nos echábamos la carabina de plomillos al hombro y recorríamos aquellos terrenos enfangados y llenos de altas hierbas, arbustos y árboles, un paraíso para nosotros. Nuestro punto final era un molino en ruinas que había quizá a tres o cuatro kilómetros aguas arriba, lugar misterioso del que emanaba cierta sensación de peligro. Tirábamos tanto a los animales de pluma como a los anfibios, o sea, a los gorriones y las ranas, estas últimas muy abundantes en la buena época y que saltaban al agua no bien escuchaban nuestros pasos.
De aquellas excursiones de niño armado con carabina -nuestros padres no ponían reparo a ello- me impresionaba la plenitud de estar en medio de la naturaleza a un paso de nuestra casa, pero también tengo impresiones de otra clase. Los pájaros eran muy confiados, y nos dejaban acercarnos debajo de ellos, ccreyendo que desde su altura fueran inalcanzables para nosotros. En una de aquellas ocasiones, me situé debajo de un pajarillo nuevo, pequeñín, y le disparé sin pensarlo dos veces. Al suelo llegó apenas nada, un poquito de plumas y pellejo, lo que antes había estado cantando feliz en la enramada. Dejé la carabina aquel mismo día, con honda pena.
Días perfectos los del Guadaira libre, en los que teníamos tiempo de reflexionar sobre el bien y el mal.
Mis recuerdos preferidos son los de las grandes cacerías que organizábamos a todo lo largo del Guadaira las pandillas de chavales que andábamos por sus márgenes hacia los años cincuenta y sesenta. Era un riachuelo, advierto, de ancho como de diez metros cuando pasaba junto al barrio, donde hoy tratan de hacer el Parque que lleva su nombre, y en días de fiesta nos echábamos la carabina de plomillos al hombro y recorríamos aquellos terrenos enfangados y llenos de altas hierbas, arbustos y árboles, un paraíso para nosotros. Nuestro punto final era un molino en ruinas que había quizá a tres o cuatro kilómetros aguas arriba, lugar misterioso del que emanaba cierta sensación de peligro. Tirábamos tanto a los animales de pluma como a los anfibios, o sea, a los gorriones y las ranas, estas últimas muy abundantes en la buena época y que saltaban al agua no bien escuchaban nuestros pasos.
De aquellas excursiones de niño armado con carabina -nuestros padres no ponían reparo a ello- me impresionaba la plenitud de estar en medio de la naturaleza a un paso de nuestra casa, pero también tengo impresiones de otra clase. Los pájaros eran muy confiados, y nos dejaban acercarnos debajo de ellos, ccreyendo que desde su altura fueran inalcanzables para nosotros. En una de aquellas ocasiones, me situé debajo de un pajarillo nuevo, pequeñín, y le disparé sin pensarlo dos veces. Al suelo llegó apenas nada, un poquito de plumas y pellejo, lo que antes había estado cantando feliz en la enramada. Dejé la carabina aquel mismo día, con honda pena.
Días perfectos los del Guadaira libre, en los que teníamos tiempo de reflexionar sobre el bien y el mal.
Re: Historia del barrio
querido Antonio :al cabo de algún tiempo,he leido tu mensaje y observo algunos errores,tanto en la ubicación del bar Los 48,como en su estructura.Los 48 estaban donde hoy hay una parada de TUSSAM y no era de madera,sino de mamposteria y en él se comía la mejor cola de toro del mundo y se gozaba de la bondad del dueño.que me parece recordar que se llamaba Juan y acogia a todo el que llegaba,sobre todo cuando hacia mal tiempo.Este Señor,consiguió que los autobuses de Los Amarillos que iban a Bellavista,que por cierto tardaban media hora en el trayecto,los que iban a Dos Hermanas,Los Palacios Las Cabezas y Lebrija,los que iban a Chipiona o a la Sierra de Cádiz,parasen a recoger a algunos pasajeros que lo solicitaran.Lo mismo ocurría con los autobuses de La Valenciana y Transportes Generales Comes. La inundación de 1948 le hizo mucho daño,porque la riada del Tamarguillo,después de reventar el dique que suponía la vía del tren,cogió velocidad hacia Heliópolis y delante de Los 48,vimos varios automóviles totalmente cubiertos por el agua.Ni que decir tiene que el bar quedó muy dañado,aunque el mayor daño lo sufrió cuando,para el progreso de Sevilla,lo expropiaron y derribaron.
Re: Historia del barrio
La década de los 60, empezó a transformar el barrio. La iluminación de las calles era muy peculiar:
La corriente llegaba, atravesándolas por unos cables que estaban sujetos a unos alambres que iban de una acera a otra, a la altura del principal (segundo piso), en cuya pared se había colocado un soporte en forma de gancho. En el centro de la calle terminaba el cable de corriente y en su extremo había una pantalla en forma de cono muy abierto, de chapa esmaltada, verde por arriba y blanca por abajo, con un portalamparas y una bombilla, objetivo primordial de gamberros (que los había) y enamorados (amigos de la oscuridad), que con sus tirachinas dejaban la zona en penumbra, para disgusto de las personas mayores, para las que la luz era imprescindible.
Porque no hemos hablado de las aceras, que eran de albero y se adornaban de vez en cuando con agujeros en los que se metían los pies y peligraba su estabilidad, ya de por sí mermada.
Pensaréis que el peligro era el mismo que ahora, con las aceras de losetas que nos pusieron en aquella década, pero con la diferencia de que aquellos agujeros, con un rastrillo desaparecían, sin tener que acudir a los PRESUPUESTOS PARTICIPATIVOS a pedir que los tapen y tener que esperar meses y años a que nos toque la lotería del arreglo...
El cambio de fisonomía del barrio con respecto al acerado y la iluminación nos costó bastante dinero; por ejemplo, en mi caso, que vivo en una esquina, tuve que pagar el doble que cualquiera que estuviese situado entre dos casas. La cantidad que tuve que abonar, por las buenas, fue de 9.750 Ptas., cuando mi sueldo entonces era de 5.000 ptas.,... Espero que nuestras autoridades no tengan en cuenta aquella eventualidad y piensen una solución similar y mientras tanto seguiremos dando traspiés y acordándonos, con pensamientos malolientes, de quienes todos saben.[/size]
La corriente llegaba, atravesándolas por unos cables que estaban sujetos a unos alambres que iban de una acera a otra, a la altura del principal (segundo piso), en cuya pared se había colocado un soporte en forma de gancho. En el centro de la calle terminaba el cable de corriente y en su extremo había una pantalla en forma de cono muy abierto, de chapa esmaltada, verde por arriba y blanca por abajo, con un portalamparas y una bombilla, objetivo primordial de gamberros (que los había) y enamorados (amigos de la oscuridad), que con sus tirachinas dejaban la zona en penumbra, para disgusto de las personas mayores, para las que la luz era imprescindible.
Porque no hemos hablado de las aceras, que eran de albero y se adornaban de vez en cuando con agujeros en los que se metían los pies y peligraba su estabilidad, ya de por sí mermada.
Pensaréis que el peligro era el mismo que ahora, con las aceras de losetas que nos pusieron en aquella década, pero con la diferencia de que aquellos agujeros, con un rastrillo desaparecían, sin tener que acudir a los PRESUPUESTOS PARTICIPATIVOS a pedir que los tapen y tener que esperar meses y años a que nos toque la lotería del arreglo...
El cambio de fisonomía del barrio con respecto al acerado y la iluminación nos costó bastante dinero; por ejemplo, en mi caso, que vivo en una esquina, tuve que pagar el doble que cualquiera que estuviese situado entre dos casas. La cantidad que tuve que abonar, por las buenas, fue de 9.750 Ptas., cuando mi sueldo entonces era de 5.000 ptas.,... Espero que nuestras autoridades no tengan en cuenta aquella eventualidad y piensen una solución similar y mientras tanto seguiremos dando traspiés y acordándonos, con pensamientos malolientes, de quienes todos saben.[/size]
Re: Historia del barrio
Burugena, me gusta mucho lo que cuentas. Te agradecería que continuases con relatos como el que has escrito. Seguro que tienes numerosas anécdotas que además me gusta como las narras. Un saludo.
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- Joined: 09 Jan 2008, 12:29
La "inauguración" de Heliópolis
En primer lugar, quiero pedir públicamente disculpas a todos aquéllos que se hayan sentido de alguna manera ofendidos por los errores que haya podido cometer al contar historias del barrio. La mayoría de mis recuerdos, si no fui testigo directo de los hechos, están construidos sobre la tradición oral, es decir sobre los "cuentos" que a todos nos han narrado. Y ya sabemos lo que inventan los cuentacuentos... yo incluido.
Para evitar estos efectos indeseados es preferible acudir a las fuentes y a los documentos. La siguiente "historia" se puede verificar en la Hemeroteca Municipal y os la traslado a petición de nuestro coforero Burugena. Me pide que os reproduzca un artículo aparecido el 4 de julio de 1930, en "El Noticiero Sevillano", en el que el periodista José Delgado, alias "Menipo", nuevo vecino de nuestro barrio, habla de la inauguración oficial del mismo el día antes, o sea el 3 de junio de 1930. Sugiere que investiguemos fechas originarias y concretas: inauguración del Estadio, del Barrio, del Bar Avelino, del Palacio de las Pipas, etc.
Ahí va:
Para evitar estos efectos indeseados es preferible acudir a las fuentes y a los documentos. La siguiente "historia" se puede verificar en la Hemeroteca Municipal y os la traslado a petición de nuestro coforero Burugena. Me pide que os reproduzca un artículo aparecido el 4 de julio de 1930, en "El Noticiero Sevillano", en el que el periodista José Delgado, alias "Menipo", nuevo vecino de nuestro barrio, habla de la inauguración oficial del mismo el día antes, o sea el 3 de junio de 1930. Sugiere que investiguemos fechas originarias y concretas: inauguración del Estadio, del Barrio, del Bar Avelino, del Palacio de las Pipas, etc.
Ahí va:
El barrio que estrenamos ayer
Menipo
El Noticiero Sevillano
Sección: Consideraciones
4 de julio de 1930
No tengo inconveniente en confesar que uno de los libros cuya lectura produjo mayor influencia en mi pensamiento, fue "La Ciudad Antigua".
Ahora recuerdo aquella lectura.
El barrio nuevo, que hemos estrenado ayer, sonríe en medio del aire azul de la mañana. Más que un barrio es una ciudad, y más que su estructura graciosa y reidora conmueve la audacia de su espíritu liberado de todo prejuicio.
Lo más emocionante es su fundación perfectamente artificial. El tal barrio viene a ser una manufactura moderna de urbanismo. Fruto de cultura y de ciencia, ha sido creado como un tipo ideal. Tiene, pues, una valoración estilizada de objeto confeccionado en un alarde de laboratorio. Tiene algo de caballo de carreras o de perfume caro, o de ecuación algebraica. Es decir, que su gestación se debe, no a la necesidad perentoria e histórica, sino al capricho refinado de ultracivilización.
Este barrio es como una antítesis de aquel libro.
Allí vamos viendo la evolución paralela de humanidad y vivienda. Esta última, función y consecuencia del grado de progreso de aquélla. La vivienda se modifica según cambia la ideología de sus habitantes. Cuando sirve de lugar de enterramiento es, todavía más que hogar, templo. Al librarse de este carácter con la instalación de cementerios públicos, la vivienda da un salto alegre hacia el porvenir, aunque durante largos siglos queda la supervivencia del fuego y la vida del hogar gira en rolde a la cocina. Y así llegamos en interesantísimos avatares al hogar moderno, que sitúa su centro en el cuarto de baño o instalaciones de higiene.
Este barrio nos da la sensación inversa de aquel libro. Aquí la ciudad ha sido construida solamente teniendo en cuenta lo que dispone la ciencia. La humanidad llegó luego.
Ahora los hombres y, sobre todo, las mujeres, empezarán a querer caracterizar estas viviendas colgando de ellas, al mismo tiempo que los cuadros, los símbolos de los arcaicos prejuicios heredados. Pero, por mucho que se esfuercen, sólo han de conseguirlo a medias.
Siempre resultará que aquí, por vez primera en el mundo ha sucedido el fenómeno de que un pueblo se hizo bajo el dictado de la higiene y de la urbanización modernas. Y luego se ha traído a los pobladores.
Éste es un pueblo que carece de historia y además es un caso único en la historia de los pueblos. Porque no fue hecho por los hombres a medida de su necesidad o de su capricho, sino que lo construyó la ciencia pura para que lo habitasen los hombres.
Necesitaba este barrio una humanidad flamante y de estreno como él. Una humanidad confeccionada con arreglo también a fórmulas científicas. Entonces éste sería el verdadero barrio de la razón pura.
Lamentemos que esto no sea posible y que los inventores de tanta maravilla mecánico-eléctrica no hayan podido aún someter a su juego estas máquinas naturales de carne, nervio, hueso y prejuicios que son los humanos.
Cuando vemos el barrio blanco, verde y azul, tan reidor y tan alegre en medio de la mañana de oro, lamentamos que no haya sido posible poblarlo de seres nuevos y originales.
Ésta es, quizá, la explicación de que el barrio durante largos meses haya estado abandonado, silencioso, desierto.
Los constructores, indudablemente, pensaron también en que esta cosa linda y nueva deba ser habitada por gentes nuevas y puras. Desgraciadamente esto no fue posible, y no hubo más remedio que dejar entrar allí a los sevillanos.
Y hemos ido allí los nacidos en la ciudad milenaria, llevando, naturalmente en el fondo de nuestro espíritu el sedimento de las culturas superpuestas de millares de civilizaciones históricas. Y lo que es peor, nuestros baúles y nuestros paravanes (sic), nuestra ropa usada y nuestras ideas trasnochadas. Nuestras costumbres, en fin, que se caen de viejas y que chocan y se repelen con todo lo que significa y representa la ciudad nueva que se cotiza junto al Estadio como antes se arracimaban las casuchas cabe el castillo o la colegiata.
Deportes, aire libre, gimnasia, baño: Eugenesia, grita al recién llegado el barrio flamante.
Y el recién llegado que arriba con sus trastos viejos, viene dispuesto a sestear y abanicarse, sudoroso, quieto, y a jugar por las tardes su partidita de chámelo discutiendo de política, sin gastar demasiadas energías.
Ante la invasión de los sevillanos, el barrio ha puesto un frunce de preocupación en su risueño gesto. Él quisiera ver juventudes deportivas cruzando a paso gimnástico las alineadas calles en demanda del Estadio". Pero lejos de esto contempla honorables familias en traje de visita, que se disponen a continuar su ritmo burgués sin contar con el músculo ni saber de la eugenesia.
La primera mañana que yo desperté en aquel barrio, pensé: «Hay que ponerse a tono con la situación». Inmediatamente me bañé. Tomé un baño de sol perfectamente desnudo y luego, vestido a guisa de futbolista, me dispuse a hacer footing hasta el Estadio y dedicarme allí durante la mañana a juegos atléticos.
Mis bellos propósitos fueron contrariados por la actitud francamente hilarante de mi propia familia.
«Será mejor que te dediques a sembrar algunas hortalizas en el jardín y recompongas el gallinero». «Ya es hora de que hagas algo útil» -me dijeron-.
Completamente desengañado, me fui al bar, donde mis convecinos pacíficamente se dedicaban a matar el tiempo con el mismo dominó de sus abuelos.
Menipo fue el seudónimo de José Delgado García de la Torre, militar y periodista.
El Noticiero Sevillano, diario fundado en 1893 y clausurado en 1933.
Re: Historia del barrio.recuerdo de mi infancia.
.24 de marzo de 2.009
voy a recordar a las primeras empresarias de heliopolis.
En la calle Tenerife habia una taberna donde se vendian vinos, en la calle Bolivia habia la panaderia de Dº Ramón,surtia de pan a todo Heliopolis hasta la Punta del verde, donde habia huertas,ibamos andando hasta alli para comprar unas verduras
exquisitas, en todo ese camino hasta HELIOPOLIS, vivian en chozas muchisimas familias, todas ellas muy trabajadoras y
honradas, daban mucha vida a heliopolis venian a trabajar y a comprar,tambien habia en el monte una granja.
En la calle Ebro,existian estos comercios , la drogueria de Dº PACO Y Sª se llamaba Dª Caridad. habia un pescaderia el dueño
se llamaba Dº Alberto{a mi me parecia un hombre muy serio}. Estaba la tienda de ultramarino y el puesto de verdura de
Baldomero una familia muy trabajadora, en la calle Panama habia una carniceria su dueño se llamaba Dº Sebastian una
persona muy "buena". vuelvo a la calle Ebro, habia tambien un practicante Dº Jose Ortiz,tambien habia otro practicante
Dº Jose Chaparro {yo lo queria mucho hizo mucho por mi familia} no voy a olvidar a la Sta Eli, practicanta hizo mucho por
Heliopolis por las familias que vivian en las chozas y en las huertas que habian pasando el puente del rio Guadaira,
la llamaban de madrugada en invierno ella iba no le importaba que hiciera frio o estubiera lloviendo era una gran profesional. seguire escribiendo mis recuerdos Gracita.{ el dueño de la tienda de ultramarino se llamaba Dº Antonio Moya
y su Sª Maria, encantadora,}
voy a recordar a las primeras empresarias de heliopolis.
En la calle Tenerife habia una taberna donde se vendian vinos, en la calle Bolivia habia la panaderia de Dº Ramón,surtia de pan a todo Heliopolis hasta la Punta del verde, donde habia huertas,ibamos andando hasta alli para comprar unas verduras
exquisitas, en todo ese camino hasta HELIOPOLIS, vivian en chozas muchisimas familias, todas ellas muy trabajadoras y
honradas, daban mucha vida a heliopolis venian a trabajar y a comprar,tambien habia en el monte una granja.
En la calle Ebro,existian estos comercios , la drogueria de Dº PACO Y Sª se llamaba Dª Caridad. habia un pescaderia el dueño
se llamaba Dº Alberto{a mi me parecia un hombre muy serio}. Estaba la tienda de ultramarino y el puesto de verdura de
Baldomero una familia muy trabajadora, en la calle Panama habia una carniceria su dueño se llamaba Dº Sebastian una
persona muy "buena". vuelvo a la calle Ebro, habia tambien un practicante Dº Jose Ortiz,tambien habia otro practicante
Dº Jose Chaparro {yo lo queria mucho hizo mucho por mi familia} no voy a olvidar a la Sta Eli, practicanta hizo mucho por
Heliopolis por las familias que vivian en las chozas y en las huertas que habian pasando el puente del rio Guadaira,
la llamaban de madrugada en invierno ella iba no le importaba que hiciera frio o estubiera lloviendo era una gran profesional. seguire escribiendo mis recuerdos Gracita.{ el dueño de la tienda de ultramarino se llamaba Dº Antonio Moya
y su Sª Maria, encantadora,}
Los americanos en Heliópolis
Hablando el otro día con algunos vecinos del barrio nos pusimos a recordar los acontecimientos que lo marcaron, y surgió de improviso, como un saltamontes desde la hierba, el tema de los americanos. Me refiero a la invasión de norteamericanos que no bien se firmó el tratado de amistad y cooperación en el año 1954, y establecido un aeródromo de utilización conjunta en Morón, comenzaron a alquilar algunos chalets del barrio entre la curiosidad de los vecinos. Eran gente amable, que deseaban establecerse sin mayores problemas entre nosotros, y se abrieron, ellos y sus casas, a quienes quisieron acercarse. Nos impresionaba su estatura, pero sobre todo sus aparatos electrodomésticos, aquellas neveras gigantes, los televisores, y luego también los coches gigantescos, a nosotros que apenas sabíamos de Dauphines, Citroens-pato y DKV. Para el transporte usaban unos enormes cajones donde podía caber una familia entera, de buena madera y con un olor característico, dulzón, con aislantes o acolchados amarillos. Tiraron uno de ellos a la Charca, y mi pandilla lo utilizó para saltar desde lo alto con una enorme excitación, durante una tarde entera.
Entre los contertulios de aquel encuentro había otra clase de recuerdos: algunas de las jóvenes norteamericanas que llegaron con sus esposos militares eran bellísimas, o al menos así lo parecieron a los que relataban pelos y señales de aquellas rubias espléndidas, delgadas y formadas como si fueran diosas, seguramente ejercitando ya alguna clase de ejercicios. Y se sabían las direcciones de las diversas familias de aquel país en nuestro barrio. Qué pena que no quieran o no puedan poner aquí por escrito esos recuerdos.
Aquellos yanquis nos parecían héroes griegos, todos con sus camisetas blancas e impolutas asomando por debajo de la pescadora o directamente al aire. Eran los tiempos de Troy Donahue y Esplendor en la Hierba, o de Jean Simmons y Desayuno con Diamantes, o Marlon Brando y La Casa de Té de la Luna de Agosto, y todo lo norteamericano nos llegaba con un halo de esplendor, de perfección, de un mundo que jamás podríamos nosotros alcanzar.
Desaparecieron con la misma rapidez que llegaron, y no creo que su marcha de Heliópolis tuviera nada que ver con la reducción de tropas norteamericanas, o con los nuevos usos del aeródromo de Morón. Creo que se debió a la construcción de una barriada entera para ellos, Santa Clara, al otro lado de la ciudad, también con muchos jardines y con casas estilo chalet.
Hoy tenemos otros grupos de visitantes extranjeros en forma de consulados o de familias que se han establecido con nosotros. Pero la fascinación de aquellos antiguos semidioses no creo que vuelva a repetirse.
Entre los contertulios de aquel encuentro había otra clase de recuerdos: algunas de las jóvenes norteamericanas que llegaron con sus esposos militares eran bellísimas, o al menos así lo parecieron a los que relataban pelos y señales de aquellas rubias espléndidas, delgadas y formadas como si fueran diosas, seguramente ejercitando ya alguna clase de ejercicios. Y se sabían las direcciones de las diversas familias de aquel país en nuestro barrio. Qué pena que no quieran o no puedan poner aquí por escrito esos recuerdos.
Aquellos yanquis nos parecían héroes griegos, todos con sus camisetas blancas e impolutas asomando por debajo de la pescadora o directamente al aire. Eran los tiempos de Troy Donahue y Esplendor en la Hierba, o de Jean Simmons y Desayuno con Diamantes, o Marlon Brando y La Casa de Té de la Luna de Agosto, y todo lo norteamericano nos llegaba con un halo de esplendor, de perfección, de un mundo que jamás podríamos nosotros alcanzar.
Desaparecieron con la misma rapidez que llegaron, y no creo que su marcha de Heliópolis tuviera nada que ver con la reducción de tropas norteamericanas, o con los nuevos usos del aeródromo de Morón. Creo que se debió a la construcción de una barriada entera para ellos, Santa Clara, al otro lado de la ciudad, también con muchos jardines y con casas estilo chalet.
Hoy tenemos otros grupos de visitantes extranjeros en forma de consulados o de familias que se han establecido con nosotros. Pero la fascinación de aquellos antiguos semidioses no creo que vuelva a repetirse.
Una tertulia de históricos
A quien interesen las historias del barrio, todos los miércoles nos reunimos a las 10 de la mañana para tomar café, en Casa Félix (Reina Mercedes) un grupo de amigos , la mayoría antiguos vecinos del barrio que añoramos sus cosas, y entre los cuales se encuentran Antonio Alonso Alaminos, Manolo del Corral, José R. Muñoz, Julio el del Banco de Bilbao y la farmacia, Manolo Vázquz, Miguel A. Durán, Juan Ruiz de la Fuente, Ángel Parejo Prados y otros. Intercambiamos fotos, charlamos de pandillas, recordamos amigos comunes, y lo pasamos bien en torno a la idea de Heliópolis, ciudad del sol. Ven y cuéntanos tus anécdotas, aunque te prevenimos: somos mayores que tú.